Universidad y Emprendimiento

Ph.D Tomás Páez

UNIVERSIDAD Y EMPRENDIMIENTO.

                                                                       Ph.D. Tomás Páez Bravo   

Universidad Internacional de la Rioja y

Central de Venezuela.

Las personas culpan a las circunstancias por lo que ellos son. Yo no creo circunstancias. Las personas que progresan en el mundo son las que se levantan y buscan las circunstancias que desean y si no las encuentran las crean”

                                                                                   Bernard Shaw

1. Introducción, justificación y antecedentes.

Afirma Theodore W.  Schultz,  premio Nobel de economía: “Los recursos naturales, el capital físico y el trabajo bruto no son suficientes para desarrollar una economía altamente productiva. Hay una amplia gama de habilidades humanas que son esenciales para alimentar debidamente la dinámica del desarrollo. Son muchos los expertos que asignan un valor excesivo a la necesidad de contar con recursos naturales en el territorio nacional. Los éxitos económicos de las antiguas ciudades-estado del Mediterráneo, de Hong Kong y Singapur, no confirman en modo alguno esta necesidad. Tampoco lo hace el éxito económico alcanzado por países como Dinamarca, Suiza y Japón” La historia demuestra que aquellos países exitosos lo son porque cuentan con capital humano de excelencia. (Páez, T. 1991:21) y es un supuesto central de este artículo.

En la década de los 80s, en Iberoamérica, cruje en sus cimientos el Consenso del Subdesarrollo: el modelo de sustitución de importaciones. Este y el enfoque dependentista aunque diferentes, coinciden en el papel protagónico que otorgan al Estado como palanca fundamental y en ocasiones única, en la promoción del desarrollo regional. Ese modelo se derrumba de manera estrepitosa en la década de los 80s: elevadas tasas de inflación, desempleo, informalidad, desigualdad, pobreza y atraso. Se denominó a esta década eufemísticamente como década perdida. Lo apropiado es referirse a las décadas perdidas y a los seres humanos y generaciones que padecieron las consecuencias.

Frente al estruendoso fracaso retorna el sentido común y el viejo modelo, estatizante, se sustituye y la empresa y el sistema de mercado recobran su centralidad como formidables mecanismos de creación de riqueza y empleo. Las empresas del Estado y las excesivas regulaciones y controles que sustrajeron y malversaron recursos pertenecientes a toda la sociedad cedieron el paso a la inversión privada.

Paralelamente más de una decena de países realiza el tránsito hacia la democracia que se acompaña de un proceso de apertura económica y creación de espacios de libertad. Se inicia la superación del escabroso y accidentado camino de gobiernos dictatoriales y militaristas. Quedaban algunos vestigios, la larga dictadura cubana convertida en monarquía hereditaria que languidece asfixiando y empobreciendo a todos los ciudadanos de esa Isla que otrora fuera un referente global de desarrollo.

Era preciso avanzar con rapidez con el fin de ensanchar el tejido empresarial y crear el ambiente propicio para la mejora de la productividad, la calidad y la competitividad. Con ese propósito se despliegan iniciativas para promover la cultura emprendedora y el emprendimiento. Al desarrollo de estas iniciativas ha contribuido de manera decisiva las universidades, la cooperación internacional y los organismos multilaterales.

Entre las iniciativas universitarias, con el apoyo de la cooperación internacional y el sector rivado se crean parques tecnológicos, unidades de transferencia tecnológica y programas de integración tecnológica regional. La universidades establecen fundaciones y zonas rentales a objeto de generar recursos  y programas destinados a la promoción de la cultura emprendedora, el emprendimiento y el empleo.(Programa Bolívar, 1995; 1997). Varias universidades adelantan estudios con el fin de identificar las necesidades de formación de los emprendedores, en los sectores formal e informal de la economía.( Páez T: 2004, 2007 y 2010).

Los resultados revelan que los emprendedores demandan servicios de formación, información y asesoría en las áreas legales: política de recursos humanos, normas, definición del negocio, manejo de marcas y manejo contable e impositivo. También requieren de preparación en el terreno de las tecnologías de la información y la comunicación, en el ámbito financiero y claman por programas amigables que les permita llevar las cuentas de la empresa. Expresan una mayor seguridad en las áreas de mercadeo, ventas y costos. Sentirse más seguros no significa estar mejor preparados y por ello cuando se indaga a profundidad revelan sus necesidades de formación, también en estas áreas.

Un resultado de enorme importancia  para las universidades se refiere al hecho de que solo un pequeño porcentaje de iniciativas de negocio se ha originado en ellas y de allí su interés en revertir la situación. Las universidades están interesadas en revertir esa característica que las define como espacios que desestimulan el emprendimiento. En tal sentido resulta revelador un estudio que se llevó a cabo en el Reino Unido. En el se medía la capacidad emprendedora en término del número de proyectos y el hallazgo es que este aumenta en la fase inicial de la carrera y disminuye cuando el estudiante se acerca a la fecha de graduación.(Barclays Banks survey data in the Student Debt study published by NCGE, 2006).

2. Centralidad de la educación.

Jean Monnet, uno de los padres fundadores de Europa, en una ocasión expresó que “si pudiera empezar otra vez, empezaría por la educación”.  Claro reconocimiento de la importancia capital de la educación en el proceso de socialización e integración social. En el actual contexto la importancia se hace superlativa pues se transforma en un proceso que nunca culmina.

Refiriéndose a este tema para la realidad europea el Dr. Carlos Turnmermann  sotiene que “..en la Europa de hoy día las personas ya se preparan para permutar de empleo cinco o seis veces a lo largo de su vida, y que en los Estado Unidos se estima que para el Siglo XXI todo profesional habrá de requerir treinta o más créditos de estudios superiores sobre su especialidad cada siete años, si quiere mantener vigente su competitividad en el mercado laboral y conservar su empleo con una considerable y digna remuneración.” Se pide a la educación que además de atender la dimensión técnica desarrolle competencias y habilidades para el trabajo en las que se incluye la formación de ciudadanía democrática y global, el desarrollo del pensamiento crítico, lenguas, la alfabetización económica y el uso de las tecnologías de la información y la comunicación. La educación y la universidad 2.0 abren múltiples posibilidades y el desarrollo de un papel mucho más activo de los estudiantes en su proceso de formación.

Los cambios en los ámbitos económico, político, institucional, legal y en la forma en que los ciudadanos viven y trabajan ejercen una presión creciente sobre la educación y en particular sobre la universitaria. Hay otras fuentes que ejercen presión sobre las universidades como la creciente competencia con  nuevos proveedores de servicios de formación e investigación. Nacen nuevas universidades corporativas, centros de formación asociados a think tanks, organizaciones no gubernamentales, consultoras, gremios y fundaciones que ofrecen diplomados, maestrías y que además desarrollan un importante esfuerzo de investigación que permite mantener actualizado el conocimiento. En materia de emprendimiento ofrecen cursos, asesoría y asistencia técnica.

3. Emprendimiento.

Convienes establecer la definición de lo que aquí entendemos por emprendimiento. Richard Cantillon, a mediados del siglo XVIII (1755), definió al emprendedor y al empresario como aquel que observa las discrepancias entre la oferta y la demanda como un medio para comprar barato y vender caro. Pero el emprendedor es más que eso, pues posee la capacidad para identificar las necesidades del mercado, generar productos y servicios hasta ese momento desconocidos  para satisfacer tales necesidades, y desarrollar procesos y medios que hacen posible transformar insumos y recursos en bienes y servicios que el mercado sabe apreciar por la propuesta de valor que contiene.

Kirzner y Novak polemizan con el enfoque convencional que asume como punto de partida supuestos irreales acerca de la racionalidad y el equilibrio que han dificultado la comprensión del fenómeno del emprendimiento. Afirman los autores citados que para la perspectiva tradicional la oportunidad es algo que existe y en consecuencia no tiene cabida la imaginación ni la creación de nuevos productos y servicios y excluye el carácter ético que supone la creación de una empresa pues le imprime a la realidad una dirección. Cómo afirmar que la oportunidad de la telefonía móvil, los ordenadores o Internet existía previamente?  Además de qué depende que el emprendedor pueda ver aquello que para otros pasa desapercibido?. Las oportunidades, como afirma Bernard Shaw, son en lo esencial un fenómeno subjetivo, un actor de creación, que permite descubrir aquello que satisfará la necesidad que ha sido identificada.

El enfoque convencional o de racionalidad económica redujo a la empresa exclusivamente a la noción de ganancia, cuando en realidad construir una y desplegar un proyecto de negocio es un acto creador que involucra todas las dimensiones humanas. El enfoque convencional asume también la existencia de un equilibrio general, de que, por ende, la información es completa y se excluye del radar lo relacionado con el error y la ignorancia. Los supuestos del modelo tradicional resulta simplistas e incompletos para entender la realidad.  

El emprendedor es aquel que identifica oportunidades y ello lo logra  por la elevada dosis de realismo práctico que lo caracteriza y por el hecho de estar leyendo las necesidades del mercado, como sostiene Novak.  Refiriéndose a este tema,  Kirzner  afirma que el término “estar alerta” no se refiere a una categoría psicológica, sino a  una construcción analítica para hacer frente a problemas específicos, y que la acción emprendedora siempre está guiada por la incertidumbre del futuro y por esta razón está animada por la imaginación y la creatividad (Kirzner I. 1998: 37 )  Este proceso es ante todo mental y está asociado a las expectativas con las que se evalúa la situación en la que la acción tiene lugar y, lógicamente, precede al diseño del plan. En ese sentido los valores, las necesidades y las expectativas son determinantes fundamentales de la acción humana.

Nuestro interés se centra en los emprendedores, en los planes que cada uno desarrolla que son coherentes a título individual pero que generan resultados no previstos como consecuencia de la interacción social. Los emprendedores no constituyen un ente homogéneo o supraindividual, su rasgo distintivo es la heterogeneidad. Esta característica es el reconocimiento del individuo, que por definición es un ser social. Para poder desarrollar todas sus competencias y habilidades el emprendedor necesita de un sustrato apropiado, aquel en el que se reconoce y respetan los derechos humanos fundamentales entre los que se encuentra el derecho a la propiedad. Esta afirmación descontextualizada podría resultar demasiado obvia y sorprender a un lector desprevenido, pero cuando se constata que en Latinoamérica existen regímenes que aprovechándose de la democracia la destruyen y con ella los derechos de propiedad, reiterar la importancia de la propiedad privada  y el mercado para el desarrollo de la capacidad emprendedora se convierte en un acto de reafirmación de la libertad.

Ejercer la capacidad emprendedora significa adoptar decisiones independientes, descentralizadas, cada uno tratando de mantener, establecer o desarrollar una empresa. Los emprendedores cuantifican de acuerdo a expectativas, hipótesis y supuestos, algunos de los cuales culminan en planes de negocio pero participan en el proceso de mercado que no está planificado.  Por esta razón no se puede circunscribir el emprendimiento a la formulación de la idea y del plan de negocio que se desarrollará en el mercado, es decir, en un contexto de cooperación y competencia. Como sostiene Hayek, los resultados son impredecibles y del todo diferentes de lo que cualquiera hubiese esperado de modo consciente y de este modo frustra ciertas intenciones y crea insatisfacción con algunas expectativas.

Agrega el autor que el sistema de mercado es un inmenso proceso y un formidable mecanismo que permite coordinar creencias y conocimientos que se encuentran dispersos. Los emprendedores deciden arriesgar recursos en aquellos sectores de actividad sobre los cuales poseen un mayor conocimiento y en los que han adquirido una gran experiencia por los trabajos previos, lo cual les aporta información difícil o imposible de obtener de otra manera (Páez, T. 2009).  En ese sentido Hayek sostiene que el conocimiento es un recurso que difícilmente puede monopolizarse y por esta razón el descubrimiento que hace el emprendedor es en sí mismo competitivo. ( Hayek, F:2009:). 

En relación al emprendimiento hay un debate fundamental para la comprensión y también para la formación de los emprendedores, entre los planteamientos formulados por Schumpeter y los que ha elaborado Kirzner. Para el primero, la capacidad emprendedora y la empresa, consisten en la formulación de nuevas combinaciones, en inventar nuevos métodos de producción y nuevos productos y se define al proceso capitalista como aquél en el que la innovación es permanente.  Esta perspectiva asume el modelo capitalista, en permanente equilibrio, y el proceso de emprendimiento como aquel que lleva adelante el ser humano y que consiste en la destrucción creativa de las instituciones existentes, si percibe que tal acción produce beneficios. La capacidad emprendedora y el emprendimiento de algún modo es la interrupción del equilibrio del modelo. (Schumpeter, J. 2007)

Para Kirzner, la innovación, a la que define como acto de descubrimiento, la ganancia y los costos adquieren sentido en un contexto caracterizado por el desequilibrio permanente, en contraposición a lo que plantea Schumpeter. El autor incorpora dimensiones que han sido excluidas de los modelos convencionales de análisis de la empresa, como el de racionalidad económica, de gran interés y de carácter sustantivo para el análisis de la realidad y para el emprendedor: la desinformación y el error. Refiriéndose al proceso de mercado y al papel medular que en él desempeñan la competencia y la empresarialidad, afirma que éste es “el resultado de las decisiones recíprocas de los consumidores, empresarios-productores y propietarios de los recursos. No es posible llevar a cabo todas las decisiones tomadas en un periodo dado, ya que muchas de ellas pueden constituir  anticipaciones erróneas o depender de otras decisiones que, de hecho, no se darán. Además, muchas de las decisiones efectivamente realizadas en un periodo determinado pueden resultar no ser las más adecuadas. En resumen, la ignorancia de las decisiones que otros estarían a punto de tomar puede dar lugar a que los autores de las decisiones elaboren planes desafortunados, bien sea porque está destinados al fracaso o porque desaprovechan oportunidades que existían en el mercado” ( Kirzner, I. 1988, 25). Lo dicho nos conecta con dos temas centrales: la incertidumbre y los límites de la planificación.

Los emprendedores y las empresas identifican necesidades y sobre ellas construyen oportunidades de negocio, ven una necesidad donde otros son ciegos y son los responsables de diseñar nuevos productos y servicios, nuevas mezclas y procesos, y novedosos canales de comercialización y que mejoran de manera incesante. El éxito del emprendedor y de la empresa se produce cuando pasa la prueba del mercado, cuando los clientes adquieren los productos y servicios que le ofrecen, cuando el valor de lo que se produce y suministra es superior al de los recursos que se utilizaron para producirlo. Lo contrario provoca pérdidas y, en ese caso, los clientes identifican nuevas opciones. El efecto de la competencia, de los clientes y el mercado, de las ganancias y pérdidas, obliga a los emprendedores y empresarios a mantener un proceso de innovación permanente en el diseño de los productos, de los procesos, de los equipos, de los canales de comercialización, etc., con el objeto de obtener una respuesta positiva de los clientes.

Para producir y suministrar los productos y servicios el emprendedor se vale de la empresa y se someten a diario a la aprobación del mercado y los clientes. Novak define a la empresa a partir de tres categorías cardinales: creatividad, o innovación permanente, construcción de comunidad o cooperación social y realismo práctico, siempre cerca de las necesidades del mercado (Novak M. 2004). En términos operativos, la empresa está integrada por tres grandes dimensiones: el capital humano, los sistemas de producción de bienes o servicios y la dimensión tecnológica.

El emprendedor es el catalizador del proceso de emprendimiento.  Por ello, una línea de trabajo de la universidad emprendedora es conocer lo que hacen,  cómo lo hacen, los éxitos y los fracasos y los obstáculos a los que se enfrentan y que deben superar. Como señalamos, el emprendedor se aproxima a lo desconocido y por ello se trata de un acto de creación, como bien lo apunta Ludwig Von Mises. El emprendimiento se produce cuando se crea un negocio, cuando se crea una organización de carácter social y cuando la persona que trabaja en una empresa desarrolla procesos y productos novedosos: se trata de una actitud emprendedora. Richard Cherwitz,  afirma que “una expresión del emprendimiento es la creación de bienestar, de productos y servicios que satisfacen las necesidades del mercado, pero además es una actitud de participación en el mundo, un proceso o innovación cultural  (Cherwitz, 2002)

Lo dicho tiene consecuencias en el diseño de los contenidos de los cursos y de la asesoría que se brinda al emprendedor. Parece necesario superar la visión estrecha que reduce la formación al consabido análisis de la idea y a la elaboración del plan de negocio. Por último es importante señalar que la decisión de emprender, todavía se discute si es por necesidad o decisión propia, como si fuesen excluyentes, está asociada al logro de una mayor independencia, al deseo de de convertirse en su propio jefe y administrar su tiempo y sus recursos y la gran ventaja, como la expresa más de dos tercios de los emprendedores, descansa en el hecho de que le permite lograr un mayor grado de libertad.

4. Latinoamérica, universidad y emprendimiento.

Las resistencias ideológicas y los mitos que existen en la región, que retrató de manera magistral Carlos Rangel en la década de los 70s, cuando pocos tenían la osadía de enfrentar los supuestos en los que se fundamenta el Consenso del Subdesarrollo, han operado como obstáculos y contribuido a ralentizar la estrategia de cambio en las universidades latinoamericanas. Mitos como los de “el Dorado” que se solaza en la idea de que somos un continente de riquezas, o aquel de que el “futuro está en Latinoamérica” o el de la “creatividad y viveza” de sus ciudadanos..

Hay otro mito según el cual la región posee los  mejores centros universitarios del globo. En relación a este tema un prestigioso comunicador social, Andrés Openheimer, cita en una entrevista que hace a Bill Gates un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, que arroja como resultado que los latinoamericanos están mucho más satisfechos con sus sistemas educativos que los estadounidenses, los alemanes o los japoneses ( Openheimer A. 2011).

La tozuda realidad discrepa de estos y otros  mitos. Latinoamérica no logra explotar todo el potencial que posee, no genera las tecnologías para hacerlo, no cuenta con las empresas que lo hacen posible y su capital humano no está bien preparado: analfabetismo, deserción escolar y resultados en los exámenes internacionales que colocan a nuestros estudiantes en los escalones inferiores de la escala.  Con el agravante de que la ausencia de calidad perpetua la inequidad y la exclusión.

En el ámbito de la educación superior las universidades latinoamericanas comienzan a aparecer en la posición 200 en los más importantes rankings con los que se evalúa el desempeño de las universidades en todo el mundo. Las universidades estadounidenses, seguidas de las europeas ocupan los primeros lugares. Los datos constituyen un verdadero desafío para las universidades latinoamericanas.

El desafío es particularmente pronunciado en materia de emprendimiento pues deben enfrentar un contexto plagado de obstáculos. Vencer las resistencias al interior de las universidades en las que todavía quedan los vestigios de la negación de la empresa y el sistema de mercado. La sustitución de importaciones se aderezó con el enfoque de la dependencia que asume como única posibilidad de desarrollo la ruptura con los países centrales y con el sistema de mercado y la empresa privada. Superar el reduccionismo que identifica a todo empresario con los rasgos propios de aquel empresario “compinche” o “concubino” que es alérgico al mercado, a la competencia, a la innovación y a los clientes. De ese “mercantilista”  o “empresario de lucro sin fines” que al calor del estado y de un gobernante de turno utiliza los recursos de todos para provecho personal. Esto explica la feroz resistencia de tales “empresarios” al tránsito al régimen de libertades y a una mayor apertura económica. Además es necesario enfrentar los controles y regulaciones que convierten en un verdadero calvario la construcción de la oportunidad de negocio.

El estruendoso fracaso del Consenso del Subdesarrollo se revierte y cede el paso a la defensa y el reconocimiento de las libertades fundamentales: propiedad, expresión, pensamiento y a la profundización de la democracia. Se crean condiciones propicias para el desarrollo del emprendimiento y la empresa. Las universidades se ven exigidas para participar de un modo más activo en procesos de formación, asesoría, asistencia técnica, innovación y desarrollo tecnológico. La adopción de la democracia, el sistema de mercado y la recuperación de la centralidad de la empresa, hace que también cedan las resistencias culturales e ideológicas previas.

Las universidades han definido la dirección y propósito del cambio en materia de formación de la capacidad emprendedora. Con ese fin han diseñado sistemas de incentivos con los que se han alcanzado importantes resultados. En países de la región este cambio en las universidades ha sido complementado con estrategias nacionales destinadas a promover la cultura emprendedora y el emprendimiento. Con ese propósito los países han desplegado una serie de iniciativas entre las que se encuentran los programas de formación de emprendedores, los procesos de pre incubación e incubación de empresas y los programas de diplomados y maestrías que se ofrecen en varias universidades de América Latina.

Las universidades adquieren una mayor conciencia de que su responsabilidad trasciende la formación convencional de profesionales para que se incorporen al mercado de trabajo en calidad de empleados; también es de su competencia formar a profesionales capaces de crear empresas y de generar riqueza y empleo. Los estudiantes y egresado ejercen presión y reclaman la necesidad de dotar a los futuros profesionales de competencias y habilidades emprendedoras. Con ese fin participan de distintas redes con universidades en todo el mundo a objeto de compartir experiencias y producir nuevos resultados. Además, este esfuerzo se ha convertido en un medio para generar recursos que hagan posible avanzar en el proceso de modernización y el fortalecimiento de la investigación, resguardando el principio medular de la autonomía universitaria.

También en este terreno, las universidades estadounidenses y europeas, en ese orden, lideran los esfuerzos en el área de formación y asistencia técnica al emprendimiento. En Estados Unidos se ha avanzado un largo camino, como los confirman distintos estudios. Cálculos conservadores cifran en más de 2000 el número de universidades que en el mundo han desarrollado alguna iniciativa y se estima que ofrecen más de 3000 cursos de emprendimiento (Katz 2003).

La experiencia internacional de las universidades indica que ésta se ha centrado en cinco grandes áreas. La primera, en la formación y el desarrollo de metodologías de enseñanza aprendizaje. La segunda, en la investigación del emprendimiento. La tercera, en los servicios de asesoría y asistencia técnica como complemento del proceso de formación. La cuarta consiste en la dotación de infraestructura y suelo para la incubación de las iniciativas emprendedoras. Y la quinta está referida al uso de las TICs para la atención virtual y el apoyo al emprendimiento virtual siguiendo las pautas que han establecido instituciones de financiamiento en el mundo.

4.1. Avances y limitaciones en el proceso de formación de emprendedores.

Se ha avanzado, como afirma Katz, un largo trecho en el ámbito de la formación de emprendedores, pero es necesario hacerlo desde una perspectiva mucho más integral para poder hacer frente al dinamismo, densidad y volumen de los cambios. (Katz, 2003). La educación en emprendimiento irrumpe en el mundo en la década de los 80s y en Latinoamérica una década después. Los esfuerzos iniciales, en los que la participación de estudiantes y profesores era muy reducida y peor comprendida, han experimentado cambios importantes, pues se ha ampliado su alcance, aumenta el número de participantes y se diversifica la oferta de formación. 

Los avances notables no impide que persistan sectores que continúan viendo como enemigos acérrimos a la empresa y al mercado. Otros desdeñan este esfuerzo por considerar que se trata de una formación “técnica” o “pragmática”, cuando en realidad a su alrededor se desarrollan temas fundamentales como los derechos humanos, la innovación, la creatividad y la libertad, la democracia y en los procesos de innovación y desarrollo tecnológico. El contacto permanente de la empresa con el mercado y la competencia, constituye una fuente insustituible para el desarrollo del proceso creativo y de mejora permanente.

Las universidades conjuntamente con otras organizaciones promueven concursos y encuentros en los que los participantes presentan sus “ideas de negocio” y ello es un elemento motivador.  Aunque una buena idea no convierte al poseedor en emprendedor. Otro medio de motivación es la oferta de cursos en los que el participante debe presentar un plan de negocio. También aquí, terminar de formular el plan no es garantía de que se iniciará un nuevo negocio. La evaluación de las experiencias permite evaluar y escoger las estrategias más adecuadas para asegurar que del proceso surgirán nuevos negocios.

Asumimos como punto de partida que el emprendimiento se puede y debe promover y enseñar, pero es necesario evitar las simplificaciones que asumen que  quien participa en estos cursos creará empresa. Las evidencias sugieren que es preciso asumir una perspectiva mucho más modesta y humilde. Hasta tanto no tengamos una certeza del impacto de estos cursos en la creación de nuevas empresas, productos o servicios, hay que considerar su aporte real a la alfabetización económica y el hecho de que dota a los participantes de conocimientos, habilidades y herramientas que sin duda resultarán útiles para su desempeño profesional.

Compartimos con Peter Drucker la convicción de que el emprendimiento puede enseñarse y aprenderse (Drucker,P. 1985: 35). Resultados de investigaciones posteriores confirman que el emprendimiento puede enseñarse y en última instancia la educación cumple al menos el importante papel de promoción del mismo. (Gorman, Hanlon, & King; 1997;  63).  Otros estudios complementan lo dicho identificando aquello que debe enseñarse y la manera de hacerlo. Reconocen la importancia del conocimiento y también del papel que desempeñan las redes en la promoción del emprendimiento: el know-how y el know-whon. (Ronstadt,  1990). Los emprendedores están interesados en la formación que ofrecen las universidades en  aquellas áreas en las que se perciben con menor preparación, en las materias administrativas y contables,  en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, los referidos a los asuntos legales y a la relación contractual con el trabajador. (Páez, T. 2008:12). Es necesario incluir otra dimensión a la que no se le ha prestado la debida atención, la referida al momento más adecuado para ofrecerla. Las evidencias empíricas sugieren que el proceso de enseñanza adquiere pleno sentido en el momento en el que el emprendedor reconoce que necesita capacitarse.

La formación del siglo XXI se ha ampliado y diversificado para conformar toda una estrategia de formación de emprendedores. Es necesario incluir los temas de la ciudadanía democrática, derechos humanos fundamentales, cooperación y competencias para la innovación, procesos de integración regional, ciudadanía global, liderazgo, competencias en la solución de problemas, manejo de nuevos idiomas, el manejo de las TICs, las redes sociales, el mercadeo 2.0, el desarrollo de la “social media”, el acceso a la información y la construcción conjunta de conocimientos. (Partnership for 21st Century Skills”). Todo ello requiere de nuevos contenidos y también de nuevas formas de concebir el proceso de enseñanza aprendizaje.

Todavía hay quienes se preguntan si la formación de la capacidad emprendedora no supone el riesgo de que se desvirtúe la naturaleza de la universidad. Nuestra respuesta es que por el contrario le permite acompañar los cambios que se están produciendo en el mundo del trabajo, la empresa y las organizaciones y que ello asegura la formación integral del estudiante para que se incorpore con las competencias y habilidades necesarias al mundo del trabajo y las organizaciones.

Un rasgo de interés para la definición de la estrategia universitaria se refiere a la edad de los emprendedores de la región: estos son fundamentalmente jóvenes. También el desempleo es fundamentalmente juvenil y tiene rostro femenino. Resultados similares ha encontrado el estudio realizado por Ernst and Young en Estados Unidos, que indica que la edad del emprendimiento se concentra entre los 18 y los 34 años ( Ernst and Young). Es decir, en las edades en las que los jóvenes han egresado del bachillerato y cursan en las universidades, tanto el pregrado como el postgrado.

A continuación delineamos, sobre la base de la experiencia y resultados una serie de estrategias de fácil integración:

1.- Aquella dirigida a estudiantes, profesores y personal administrativo de la universidad. Incluye el desarrollo de una serie de iniciativas y mecanismos de motivación que van, desde concursos de ideas de negocios hasta la inclusión como un eje común  a todas las carreras y especializaciones; asimismo, el desarrollo de facilidades como la dotación de servicios comunes a través de iniciativas como parques tecnológicos, emprendimiento virtual, aldeas tecnológicas. Las universidades desarrollan infraestructura para albergar en condiciones preferenciales a los emprendedores universitarios y extrauniversitarios, a través de la creación de empresas universitarias o el uso de las zonas rentales para impulsar la creación de empresas, comercializar los resultados de investigaciones y los procesos de transferencia de tecnológica.

La formación emprendedora incluye el contacto y la creación de redes con los emprendedores, formales e informales. El propósito es adquirir una mejor comprensión y un mayor conocimiento de su experiencia, de los obstáculos que enfrentan, de las formas que han encontrado para superarlos y de la contribución que en tal sentido puede hacer la universidad. El proceso, como hemos señalado, aprovecha todo el potencial que brindan las tecnologías de la información y la comunicación. Ronstadt, estudioso del tema, ha identificado algunas características de la formación emprendedora que ha resultado exitosa y en tal sentido afirma que la misma “debería privilegiar la formación individual más que la grupal, en entornos relativamente desestructurados, con problemas que requieren soluciones novedosas y en condiciones de ambigüedad, riesgo e incertidumbre, lo más parecido al ambiente empresarial” (Ronstadt,  1990).

2.- Aquella que atiende a los emprendedores que se encuentran en el entorno próximo a la universidad. Las universidades crean unidades de asesoría, asistencia técnica y formación de capacidad emprendedora a amplios sectores de la economía informal y formal. Brindar estos servicios a los emprendedores del sector informal es fundamental debido a su importancia social y económica que se refleja en el hecho de que en este sector se sitúa entre el 50% y 75% de la  fuerza de trabajo, y un número indeterminado de micro, pequeñas y medianas. (Páez, T. 2007 La informalidad soluciones conjuntas).

3.- Estrategias animadas con el propósito de profundizar el conocimiento del área. Evaluación de metodologías, construcción de historias de vida de emprendedores, evaluación del impacto de la formación, etc. Va a permitir una mejor adecuación de la oferta de formación a los requerimientos reales de los emprendedores.

4.- Los esfuerzos con las tics son todavía muy reducidos. Solo un pequeño porcentaje de las universidades ofrece servicios de formación y asesoría en línea. Diversas investigaciones la cifran en un promedio de  aproximadamente 25% y ello habla del potencial que es posible aprovechar.

5.- Más recientemente, las universidades han desplegado iniciativas de responsabilidad social y a través de ellas han diseñado estrategias para impulsar el apoyo a la micro, pequeña y mediana empresa y al desarrollo de la capacidad emprendedora.

Hoy existe la convicción de que la empresa y el emprendedor desempeñan un rol medular en la sociedad, y que el emprendimiento es el mecanismo por excelencia para mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos de los países latinoamericanos. Para ello se hace necesario contar con un tejido empresarial más extendido y de mayor capacidad, de manera de poder innovar y de este modo hacer frente a la competencia que surge del mercado. Las universidades desempeñan un importante rol que se está ampliando en todos los países de América Latina.

REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA.

Antoncic, B. & Hisrich, R.D. 2001. “Intrapreneurship: Construct Refinement and Cross-Cultural Validation.” Journal of Business Venturing.  495-527.

Arendt, Hannah,(2004),  Los Orígenees del Totalitarismo, Edit. Taurus, España.

Banco Interamericano de Desarrollo (BID),(2005)  “El BID y la creación de empleos en las Américas; Informe a la cumbre hemisférica,  pp.9-30. Washington USA

Banco Interamericano de Desarrollo, IDB Papers,(2005) Por qué es tan importante el sector privado para mitigar la pobreza. Washington USA

.- BID (2010),  La era de la productividad: Cómo transformar las economías desde sus cimientos,

.- BID (2011):  Izquierdo Alejandro and Ernesto Talvi ( Coordinadores),   One Region, Two Speeds? Challenges of the New Global Economic Order for Latin America and the Carribbean” BID. Washington USa

BID (2008) (Coordinación) Todo lo que brilla no siempre es Oro, IDEA, Vol 16.  Departamento de Investigación, BID. USA

Barro, Robert J. (1996). Democracy and Growth. Journal of Economic Growth 1, 1: 1–27

Block, Z. & Stumpf, S.A. 1992. “Entrepreneurship Education Research: Experience and Challenge,” In D. L. Sexton and J.D. Kasarda, (Eds.) The State of the Art of Entrepreneurship, pp. 17-45. Boston, MA: PWS-Kent Publishing.

Bygrave, W.D. & Hofer, C.W. (1991). “Theorizing about Entrepreneurship.” Entrepreneurship Theory and Practice, Winter: 12-22.

Charney, A. and Libecap, G.D. (2000). “Impact of Entrepreneurship Education,” Insights: A Kauffman Research Series (Kauffman Center for Entrepreneurial Leadership).

De Soto, Hernando, (2000), El Misterio del Capital: por qué el capitalismo triunfa en occidente y fracasa en el resto del mundo”, Ramdon house, Lima Perú.

.-(1987) El otro sendero, Edit. Instituto Libertad y Democracia, Lima Perú.

Freedom House (varios años). Freedom in the World. Freedom House. <http://www.freedomhouse.org/template.

cfm?page=15>.

Gartner, W.B. & Vesper, K.H. (1994). “Executive Forum: Experiments in Entrepreneurship Education: Successes and Failures.” Journal of Business Venturing,  179-187.

Gorman, G., Hanlon, D., & King, W. (1997). “Some Research Perspectives on Entrepreneurship Education, Enterprise Education, and Education for Small Business Management: A Ten Year Literature Review.” International Small Business Journal, April/June: 56-77.

Granovetter, Mark (1985),  Economic Action and social structure, The problem of embeddedness, Amercian Journal of Sociology, Volume 91, Issue No 3, USA.

Hayek Friedrich (1998), Los Fundamentos de la Libertad, 6ta. Edic. Unión Editorial, España,

Kasukiyo Kurosawa, (1983), Analisis y Medición de la Productividad a nivel de Empresa”, Fim-Productividad-COVEP,  Venezuela.

Katz, J.A. (2003). “The Chronology and Intellectual Trajectory of American Entrepreneurship Education.” Journal of Business Venturing 18(2): 283-300.

Kirzner M. Israel, (1995), Creatividad, capitalismo y justicia distributiva, Unión Editorial, España.

 Kirzner, M. Israel,(1998) Competencia y Empresarialidad, 2da.edición, Unión Editorial, España.

Krugman, Paul (1988), “La competitividad y el entorno Macroeconómico·  Congreso Anual de Conindustria Venezuela

.- (1995), Peddling Prosperiy Edit. Norton PaperRock, USA

Kuratko, F. Donald (2003) Entrepreneurship education: emerging trends and challenges for the 21st century, 2003 Coleman Foundation White Paper Series for the US Association of Small Business and entrepreneurship.

Lindblom Charles, (2002), El Sistema de Mercado, Alianza Edit., España.

North, Douglass C. (1990). Institutions, Institutional Change and Economic Performance. Cambridge University Press.

Novak Michael, (2004), Business as a calling: Work and the examined life, The Free Press, Simon and Shuster, Inc. USA

.- (1999) El despertar de las sociedades democráticas, Instituto Cultural Ludwig von Mises, México.

OEA/CIDI:OIT(2005), Economía Informal en las Américas: situación actual, prioridades de política y buenas prácticas”. Lima Perú.

Olson, Mancur, Del Socialismo al Capitalismo, Cedice, 1993, Tr. Gustavo Toro Vásquez y Adriana Toro de Undreiner, Venezuela.

Ovaska, Tomi, and Russell S. Sobel (2005). Entrepreneurship in Post-Socialist Economies. Journal of Private

Enterprise 21: 8–28.

Páez, Tomás, (1996), Primera Encuesta Latinoamericana aplicada a los representantes de las pequeñas y medianas empresas de la región, instituciones de financiamiento, representantes de los gobiernos local y regional y autoridades universitarias, Lima, Perú, 1995 en el marco del segundo foro Bolívar de la empresa latinoamericana.

.-  (2002) “Estrategia Empresarial y Calidad de Gestión”2da. Edición. Fondo Editorial FIntec, Banco Central de Venezuela.

.- “Competitividad Estrategia Nacional” ILDIS. Edit. Nueva Sociedad. Caracas Venezuela.

.-  (2001, 2004), Observatotrio Pyme de Venezuela, Edic. Ceatpro, Caracas, Venezuela.

.-  (2007), Emprendimiento e informalidad: hacia una construcción conjunta de soluciones, Edic. CEATPRO, Caracas, Venezuela.

Páez, Tomás, Jonathan Moreno y Dagoberto Itriago, (2009) EL plan de negocios para las Pyme, Serie Universitarios y Profesionales, Edit. El Nacional, Caracas, Venezuela.

Papa Juan Pablo II, Centesimus Annus,

Pipes, Richard,(1999), Propiedad y Libertad: dos conceptos inseparables a lo largo de la historia, Fondo de Cultura Económica, México.

Parent, A. William, (1974), Some recent work on th concept of liberty, American Philosophical Quarterly, July. UsA.

Polanyi, Kart, (1957), The great Transformation: The political and economic origins of our time, Beacon Press, Boston, USA.

Rangel, Carlos (1982), Del buen salvaje al buen revolucionario, Monte Ávila Editores, décima edición, Venezuela.

Reyna, Sebastián, (2007), Emprendimiento e Informalidad: hacia la construcción de soluciones conjuntas, Edic. Ceatpro, Caracas, Venezuela.

Ronstadt, R. (1990). “The Educated Entrepreneurs: A New Era of Entrepreneurial Education is Beginning.” In C.A. Kent (Ed.) Entrepreneurship Education,  New York: Quorum Books.

Rothbard N Murray (2009), La ética de la libertad, Unión Editorial, España.

Sartori, Giovanni, (2007), ¿Qué es la Democracia? Ed.t Taurus, Madrid España.

Schumpeter A. Joseph, (1976), Capitalism, Socialism and Democracy, George Allen Unwim Publishers, United Kingdom.

.- (2007) 13 edicion, The theory of Economic Development, Transaction Publishers, U.K.

Timmons, J.A.(2002). New Venture Creation, 6th ed. (Homewood, IL: Irwin).

Von Mises, Ludwig (2009), La acción Humana: tratado de economía”  Unión Editorial, España.